Con el fin de promover el reciclaje de este material, el área de Sustentabilidad de Viña Concha y Toro, junto a la Comunidad Edificio WTC y Cristalerías Toro, realizó una intervención urbana en pleno corazón financiero de Santiago.

En el lugar donde está ubicada la icónica escultura Espiral de Osvaldo Peña, en los edificios World Trade Center de Santiago, Viña Concha y Toro instaló campanas de reciclaje, además de decenas de botellas vacías en cuyas etiquetas destacaba la palabra “Recíclame”.  De esta forma, la empresa dio inicio a su primera intervención urbana en este lugar, donde están ubicadas las oficinas centrales de la viña. Su objetivo es invitar a la comunidad a reciclar, ya que esta iniciativa puede ser replicada por otros edificios de oficinas.

“En conjunto con la comunidad de World Trade Center –donde trabajan más de 4.000 personas- estamos implementando puntos de reciclaje, empezando por el vidrio. Nuestro objetivo en el corto plazo es transformarnos en una comunidad ambientalmente responsable. A la vez, queremos hacer un llamado a toda la población para que incorporen el reciclaje como hábito de vida. Nuestro interés superior es que todos podamos disminuir la generación de residuos”, sostuvo Valentina Lira, Subgerente de Desarrollo Sustentable de Viña Concha y Toro.

Vidrio: 100% reciclable

La ejecutiva de Viña Concha y Toro advierte que por cada tonelada de vidrio reciclado es posible ahorrar 130 kilos de combustible y 1.200 kilos de materia prima. Además, estima que este gesto permite ahorrar alrededor de 30% de energía con respecto al vidrio nuevo. Otra característica importante de este material es que se puede reciclar las veces que sea necesario ya que no tiene límites para ser reprocesado.

“El vidrio es un material noble que se puede reciclar en un 100% porque no pierde sus propiedades y su calidad en el proceso, por lo tanto, en la medida que más reciclemos objetos elaborados con este material, podremos reducir drásticamente este tipo de residuos”, subrayó.

Viña Concha y Toro utiliza botellas más livianas desde 2010, ya que producen menor impacto, tanto en la producción como en el transporte. “Se necesita menor cantidad de energía para elaborar una botella y lo mismo sucede al transportarla tanto por tierra como por mar, todo ello genera menos emisiones de gases de efecto invernadero”, finalizó Valentina.