- Excelencia
- 9 de octubre de 2024
Viña Concha y Toro: Custodios de la historia del Carmenere en Chile
La compañía ha sido un actor clave en la historia y evolución del Carmenere en Chile, contribuyendo notablemente al posicionamiento de esta variedad como la cepa insignia del país.
Desde su redescubrimiento hace 30 años atrás, Viña Concha y Toro ha liderado en Chile el posicionamiento del Carmenere en el segmento ultra-premium, apostando decididamente por esta variedad emblemática de la viticultura chilena. Los prestigiosos vinos Carmín de Peumo y Terrunyo son el fiel reflejo de una identidad forjada en el icónico terroir de Peumo, y ejemplifican el comprometido trabajo de la viña para demostrar el potencial único del Carmenere y elevarlo a los más altos estándares de calidad mundial.
El redescubrimiento del Carmenere en Chile es una de las historias más fascinantes del mundo vitivinícola. Durante más de un siglo, esta variedad estuvo oculta en los viñedos chilenos, confundida con Merlot debido a su similar aspecto. Fue en 1994 cuando el ampelógrafo francés Jean-Michel Boursiquot, al analizar las viñas en un campo del valle central de Chile, identificó que lo que se creía Merlot tardío era en realidad Carmenere, una antigua cepa de Burdeos que se había considerado extinta tras la plaga de filoxera en Europa en el siglo XIX. Este hallazgo revolucionó la industria del vino en Chile, permitiendo que el país no solo reivindicara esta variedad perdida, sino que también se posicionara como el principal productor de Carmenere en el mundo, desarrollando vinos de calidad excepcional que expresan el carácter único de esta cepa.
En ese contexto, Viña Concha y Toro ha sido un actor clave en la historia y evolución del Carmenere en Chile, contribuyendo notablemente al posicionamiento de esta variedad como la cepa insignia del país. Si bien el Carmenere es originario de la región de Médoc en Burdeos, Francia, fue en Chile donde encontró una identidad única. Y es justamente en el terroir de Peumo, el viñedo más antiguo de Viña Concha y Toro, el lugar donde la compañía ha atesorado sus vides Carmenere durante más de un siglo, convirtiéndose así en custodio de un legado vitivinícola mundial.
La viña no solo reconoció el incipiente valor del Carmenere, sino que se comprometió a llevar esta variedad a su máxima expresión bajo la experta dirección de Marcio Ramírez, el enólogo con mayor conocimiento en esta cepa en Chile. Ramírez ha hecho del Carmenere la protagonista del vino ícono de la viña, Carmín de Peumo, elevándola a un verdadero tesoro redescubierto y un símbolo del extraordinario potencial vitivinícola chileno.
Peumo: el corazón del Carmenere chileno
El Valle de Cachapoal, y específicamente el viñedo Peumo, se ha consolidado como el mejor terroir para el Carmenere en Chile. Sus excepcionales condiciones, con un microclima sin heladas significativas en invierno ni en primavera, y suelos franco-arcillosos ricos en nutrientes y capaces de retener el agua, permiten una permanencia prolongada de los racimos en el viñedo, lo cual es un aspecto fundamental para que las uvas de Carmenere alcancen el nivel óptimo de madurez.
Plantado originalmente en 1883 bajo la creencia de que era Merlot tardío, Peumo ha sido el centro de trabajo con Carmenere durante más de 100 años, mucho antes de su redescubrimiento en la década de 1990. Plantado con una selección masal original de aquellas primeras vides bordelesas traídas desde Francia, este viñedo, junto con el de Pirque, es uno de los más antiguos de Chile y ha sido fundamental en la configuración del escenario vitivinícola nacional.
El trabajo de Viña Concha y Toro con esta cepa no solo ha sido una labor de profunda dedicación, sino un verdadero rescate del patrimonio vitivinícola de Chile, preservando y elevando una parte esencial de nuestra herencia. Peumo, asimismo, es un símbolo de tradición y excelencia, y un testimonio vivo del compromiso de Viña Concha y Toro con la historia y el futuro del Carmenere.
Andrés Larraín, quien fue Gerente Agrícola de Concha y Toro durante más de tres décadas, señala que, aunque los registros oficiales se han perdido, “el viñedo (Peumo) ha estado en manos de la empresa desde su fundación en 1883. A mediados de la década de 1970, emprendimos un proceso de identificación de plantas en ese viñedo”, explica Larraín. En 1983, la bodega replantó 15 hectáreas de vides Carmenere en Peumo, creyendo que era una variedad de Merlot de maduración tardía, y que correspondieron a los cuarteles 31 y 32 del viñedo.
En 1996, y junto a Ignacio Recabarren –primer enólogo tras el Carmenere de Viña Concha y Toro y figura icónica de esta variedad en Chile-, Andrés Larraín recuerda que “hicimos una selección en campo de lo que creíamos que era Merlot y comenzamos a plantar los nuevos viñedos en Peumo”.
Recabarren, con su profunda comprensión de la cepa y su innovador enfoque, fue clave para posicionar al Carmenere como un emblema de la viticultura chilena. Ese año, en 1996, se replantó el cuartel 27 que posteriormente daría vida a Terrunyo, el primer Carmenere ultra-premium de Chile. Este vino -lanzado al mercado el año 2000 con su cosecha 1998-, se caracteriza por una pura y auténtica expresión del Carmenere, estableciéndose como referente indiscutido de esta variedad en Chile y el estándar al que todos los demás Carmenere en el país aspiran. Con un carácter distintivo y fiel a la cepa, Terrunyo Carmenere encarna la esencia misma de lo que debe ser un gran Carmenere chileno.
Posteriormente, la calidad de las uvas y el perfil diferente del Carmenere encontrado en el cuartel 32 del viñedo, dieron paso a la creación de Carmín de Peumo, un vino basado en Carmenere que incorpora además algunos porcentajes de Cabernet Franc y Cabernet Sauvignon en su composición. “Ya estábamos haciendo el Carmenere de Terrunyo, que destacaba por su expresión intensa y profundamente arraigada de la variedad. Sin embargo, cuando probamos las uvas del cuartel 32, inmediatamente notamos que se trataba de un Carmenere más sutil y delicado, con una finura y elegancia muy distintiva, muy diferente a lo que habíamos visto antes. En ese momento, nació Carmín de Peumo”, comenta el enólogo Marcio Ramírez, figura clave en la historia reciente de Concha y Toro, y profundo conocedor de la variedad Carmenere, siendo el actual encargado de dar vida a los vinos de esta variedad.
Carmín de Peumo, el primer Carmenere ícono de Chile, fue lanzado en 2006 y su primera vendimia en 2003 marcó el inicio de una nueva era para el Carmenere en Chile. “Desde el descubrimiento del Carmenere en 1994 hasta 2003 -la primera cosecha de Carmín de Peumo-, estudiamos la variedad a fondo. Queríamos conocer sus características, cómo gestionarla y cuándo cosecharla, y creo que ahora tenemos un nivel de experiencia que nadie más en Chile posee. Habíamos estado trabajando en estos viñedos desde 1983 y no sabíamos que se trataba de una variedad perdida, pero desde entonces nos hemos dedicado a obtener el mejor vino posible”, señala Marcio.
Para este enólogo -quien ha trabajado ligado al Carmenere de Viña Concha Toro desde hace casi 30 años-, el terroir de Peumo es el hogar indiscutido del Carmenere en Chile: “Peumo es la cuna del Carmenere. La profundidad de sus suelos, libres de piedras y con un suministro constante de agua, permite que la vid crezca y se desarrolle sin estrés, alcanzando los niveles óptimos de madurez. A su vez, su microclima idóneo y equilibrado, sin extremos, es perfecto para una variedad muy delicada a las bajas temperaturas, creando así las condiciones ideales para el desarrollo de un Carmenere excepcional”.
En cuanto a los desafíos que presenta la vinificación de esta variedad, Marcio comenta «debido a su largo ciclo de maduración, que es más prolongado que el de otras cepas, se requiere una gestión precisa en el viñedo para alcanzar un equilibrio óptimo. Además, la variedad tiende a desarrollar aromas herbáceos si no se cosecha a tiempo y es sensible a las condiciones climáticas. Por eso, es fundamental entender la variedad, saber leer sus señales y determinar el momento exacto en que es necesario cosechar. En bodega, también es esencial manejar la extracción de taninos para lograr un vino equilibrado y elegante”.
Y ha sido la propia crítica internacional la que ha confirmado la indiscutida calidad del terroir de Peumo para el cultivo de esta variedad, siendo reconocido por la prestigiosa revista Wine&Spirits entre los 100 Mejores Terroirs del Mundo en el año 2012, y por el crítico estadounidense James Suckling, quien lo calificó como un “Top Terroir”.
“Lo que distingue al Carmenere de Peumo es su elegancia y fineza. Mientras que en otras regiones los Carmenere tienden a ser más opulentos y concentrados, el de Peumo se caracteriza por su frescura, elegancia y delicadeza”, declara Marcio, y añade: “Respetar la fruta y el terroir de Peumo ha permitido un modelo de Carmenere moderno, reflejando con autenticidad la esencia de su origen y la riqueza de su entorno”.
Reconocimientos internacionales: Carmenere de clase mundial
Viña Concha y Toro ha sido un actor clave en la historia y evolución del Carmenere en Chile, contribuyendo notablemente al posicionamiento de esta variedad como la cepa insignia del país y obteniendo excelentes puntajes a través de los años.
Desde sus orígenes, la calidad del Carmenere de Viña Concha y Toro ha sido premiada internacionalmente. Desde su primera añada, su vino ícono Carmín de Peumo ha sido galardonado como uno de los mejores Carmenere del mundo. Ha sido siete veces reconocido como el Mejor Carmenere del Mundo por The Wine Advocate -cosechas 2019, 2018, 2012, 2011, 2007, 2005 y 2003-, publicación del destacado crítico estadounidense Robert Parker. De igual forma, alcanzó 97 puntos en James Suckling; y 98 puntos en la guía Descorchados, donde además ha sido siete veces galardonado como el Mejor Carmenere de Chile -cosechas 2021, 2018, 2010, 2008, 2007, 2005 y 2003. De esta forma, Concha y Toro ha logrado posicionar a Carmín de Peumo como el Carmenere de más alta imagen en el mercado mundial.
“Carmín de Peumo es un claro ejemplo de cómo el Carmenere puede producir vinos de alta gama que no solo compiten, sino que destacan en el escenario global. Su éxito ha contribuido significativamente a elevar el prestigio de Chile como un productor de vinos de clase mundial”, explica Marcio Ramírez, Enólogo y figura clave en la historia reciente de Concha y Toro.
Terrunyo, por su parte, ha brillado igualmente por sus grandes puntajes: ha sido elegido el Mejor Carmenere de Chile en cuatro ocasiones por guía Descorchados –cosechas 2021, 2011, 2010 y 2005. Además, ha sido destacado como el Mejor Carmenere de Chile en dos ocasiones por Wine & Spirits –cosechas 2014 y 2011-, e incluido entre los Top 100 Vinos de Chile de James Suckling con su cosecha 2018. A su vez, se posicionó entre los mejores vinos del mundo en el ranking de Wine Spectator –cosecha 2006, puesto 63-, siendo el primer Carmenere del mundo en ser destacado entre los Top 100 Vinos de esta prestigiosa publicación internacional.
Estos grandes reconocimientos no solo reafirman que esta variedad compite a nivel global, sino que lo hace con una identidad única forjada en el terroir de Peumo. Su legado en la viticultura chilena es profundo, y su inquebrantable compromiso con la calidad ha sido clave para su éxito. Tanto Carmín de Peumo como Terrunyo Carmenere no solo representan diferentes expresiones del terroir de Peumo, sino que también son símbolos vivos de la historia vitivinícola de Chile, encarnando la pasión y la entrega de Viña Concha y Toro por consagrar al Carmenere como la cepa emblemática del país.